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Un reciente libro, impresionante del autor James Suzman, un antropólogo social, inglés, especialista en utilizar herramientas antropológicas para resolver problemas económicos que ya había escrito un libro anterior basado en una experiencia vivencial con una las sociedades de cazadores-recolectores más antiguas del mundo, los JU/´JOHANSI. Publica este año un libro acerca de la historia del trabajo.


Si bien hoy trabajamos de manera más inteligente, automatizadamente, el revisa la historia y el proceso de evolución.

Aquí presentamos 5 ideas:



1. ¿Por qué trabajamos tanto?


Saben ustedes que, a pesar de los avances y el trabajo inteligente que realizamos, trabajamos mucho más duro que nuestros antepasados cazadores-recolectores.


Hace un siglo, el economista John Maynard Keynes predijo que para el 2030, nuestra semana laboral duraría solo 15 horas.

¿Qué sucedió?

¿Por qué no vivimos y disfrutamos la vida?


Bueno, seguramente Keynes buscaría como excusa nuestro instinto de trabajar. Si lo hacemos para producir bienes y servicios que atiendan necesidades de los consumidores, usuarios o clientes, pensaría que estos son infinitos y que no hay suficientes recursos para satisfacerlos.

Los economistas se refieren al ?problema económico fundamental? y creen que explica nuestra constante voluntad de trabajar.

Puede parecer una teoría válida, pero James Suzman escribe que hay un problema: no concuerda con la historia sobre nuestros antepasados ??cazadores-recolectores. Cuando los antropólogos comenzaron a estudiar las sociedades de cazadores-recolectores que quedaban en el mundo, llegaron a una conclusión sorprendente: la vida de los cazadores-recolectores no era tan mala como todos pensaban. Ellos pasaban 30 horas a la semana cazando y haciendo tareas domésticas. El resto del tiempo, hacían música, socializaban, descansaban y se relajaban. No dedicaron todo su tiempo a trabajar para satisfacer sus infinitos deseos. De hecho, sus deseos no eran infinitos en absoluto; eran limitados y fáciles de satisfacer.


Esta revelación sugiere que el ?problema económico fundamental? no es, como creía Keynes, la eterna lucha de la raza humana. Es solo un desafortunado desarrollo reciente.


"Durante los primeros 290.000 años de nuestra historia de 300.000 años, no trabajamos tan duro como lo hacemos ahora".



2. Trabajo es la energía que utilizamos para un fin específico


¿Cuál es la diferencia del trabajo hecho por el humano y por otras especies?


Todos los organismos vivos nacen para trabajar.

Todo organismo vivo funciona: busca y captura energía para poder crecer, reproducirse y capturar aún más energía. Pero si todos los organismos son fundamentalmente iguales en este sentido, ¿cuál es la diferencia entre una persona y una cebra?


Primero, los humanos pueden adquirir y dominar una variedad de habilidades, desarrollar herramientas y desplegar diferentes tácticas para satisfacer nuestras necesidades energéticas, mientras que otras especies solo pueden explotar entornos específicos de manera limitada.

Los seres humanos, tenemos un propósito en el trabajo que hacemos. O estamos motivados por otras motivado por otras ambiciones: profesionales, placenteras, económicas. Estas motivaciones son muy amplias y todas se desarrollan simultáneamente.


 

3. Todos somos agricultores de corazón


La idea de que el trabajo duro es una virtud y la ociosidad un vicio, se remonta a la revolución agrícola de hace unos 10.000 años.

Los cazadores-recolectores habían disfrutado de recompensas inmediatas: sacrificar un animal, comer de inmediato.

Los agricultores, por otro lado, desarrollaron "economías de retorno retrasado". Invirtieron su trabajo en la tierra con la promesa de una recompensa en el futuro. Esto, por supuesto, es la base de nuestra economía hoy.

Y se ha convertido en nuestra razón de ser, el propósito, la visión del negocio en este mundo moderno lo sustentan.

 

También tenemos que agradecer la transición a la agricultura el fenómeno de la escasez.

Los agricultores sabían que podía haber sequía, o inundación, y adoptaron estrategias para manejar la escasez. La mayoría implicaba trabajar más duro. Si creaban excedentes, podrían protegerse de los fenómenos de la naturaleza. A diferencia de los cazadores-recolectores, los agricultores tenían que ?guardar pan para mayo?

Es la base de nuestra economía hoy en día.


 

4. El trabajo en la ciudad es diferente que en el campo


Incluso en las civilizaciones agrícolas más sofisticadas, como la antigua Roma, cuatro de cada cinco personas todavía vivían en el campo y trabajaban la tierra.

Los que migraron a la ciudad lograron liberarse de los desafíos de la producción de alimentos y desarrollaron nuevas formas de vivir y trabajar. Inventaron profesiones. Y estas no eran solo carreras, eran identidades sociales.

Fuera de la ciudad, la gente encontró comunidad a fuerza de geografía; dentro de la ciudad, sin embargo, lo encontraron trabajando y a medida que las sociedades urbanas crecieron, las identidades profesionales se entrelazaron estrechamente con el estatus social, la afiliación política y las creencias religiosas.


"Nuestra mentalidad de productividad a toda costa tiene consecuencias ambientales siniestras".



5. Estamos en un punto de inflexión muy importante.  


Los cambios en el trabajo hoy son tan profundos como la revolución agrícola.

Nuestras normas e instituciones económicas, evolucionaron en una época en la que la escasez era real, una época en la que la gente se ganaba la vida con la tierra porque los alimentos eran su principal fuente de energía.

Pero las cosas han cambiado.

Nuestra productividad ha aumentado. Producimos cantidades tan asombrosas de alimentos, el problema no es oferta alimentación, el problema es distribución.


Hoy nos persuaden de comprar cosas que nunca supimos que necesitábamos. La persuasión será la base de las profesiones del futuro, muchas desaparecerán, en unos años entre el 40% al 50% de los trabajos que hacemos serán reemplazados por la tecnología.

Uno de cada dos trabajos será reemplazado por el computador. Todas las profesiones que queden requerirán de la competencia de la EMPATÍA, el robot no lo podrá hacer.


Pero todos estos avances tecnológicos, ¿nos está haciendo algún bien?


Muchos se preguntan ahora si su trabajo aporta algo útil a la sociedad.


Si no podemos encontrar soluciones a esos problemas, corremos el riesgo de destruir la misma prosperidad que los provocó en primer lugar.


Los humanos somos una especie sumamente adaptable, pero también estamos profundamente vinculados a nuestras costumbres.


Por eso es útil considerar las implicaciones del hecho de que durante los primeros 290.000 años de nuestra historia de 300.000 años, no trabajamos tan duro como ahora.


Nuestra bonanza productiva no ha llevado a la vida de ocio que los futuristas predijeron. Las horas de trabajo han aumentado

Reconocer esto no proporciona ninguna respuesta sobre cómo organizar nuestro trabajo en una sociedad cada vez más productiva. Aún así, nos recuerda la locura de aferrarnos a las ideas sobre la necesidad del trabajo basado en la escasez cuando vivimos en una era de abundancia sin precedentes.


Esperemos como señala Suzman que la automatización revolucione nuestra relación con el trabajo y, marque el comienzo de un futuro sostenible y equitativo para todos nosotros.




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